OPINIÓN

El Modelo Salvadoreño es socialmente democrático

Por: Oscar Martínez Peñate

Politólogo y Dr. en Ciencias Sociales

La crisis del bipartidismo que hubo en El Salvador de 1989 a 2019, producida por 30 años de desgobiernos de los partidos políticos ARENA- y el FMLN, ambos contribuyeron a que el país sufriera pobreza severa, altos niveles de delincuencia y contara con servicios básicos desastrosos, especialmente, en el área de salud y educación. En vista de ese deplorable contexto nacional surgió el partido político Nuevas Ideas, cuya base ciudadana era un movimiento social del mismo nombre. El partido Nuevas Ideas se presentó como una esperanza para el pueblo salvadoreño, el cual ya la había perdido o creía difícil que el país saliera de la situación caótica en la que se encontraba.

Sin embargo, el gobierno de Nuevas Ideas, al término de tres años, mejoró las condiciones sociales, políticas y económicas; antes del gobierno de Nayib Bukele el país se encontraba entre las naciones con altos índices de asesinatos, incluso, mayores a países que estaban en guerra en otras latitudes del mundo, tenía una emigración muy fuerte hacia los Estados Unidos y Europa, las personas huían de la inseguridad, pobreza y desempleo.

En El Salvador había una Asamblea Legislativa dominada por los partidos políticos tradicionales que habían desgobernado el país durante los últimos 30 año. Estos partidos eligieron a su conveniencia magistrados del Tribunal Supremo Electoral, de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general para convertirlos en los garantes de la situación de corrupción injusticia e inequidad en que se encontraba El Salvador.

Para el FMLN y ARENA, la corrupción les permitía gozar de inmunidades e impunidades para continuar saqueando al Estado salvadoreño. Sin embargo, en las elecciones legislativas y municipales de 2021, el partido Nuevas Ideas obtuvo la mayoría de los diputados en la Asamblea Legislativa y de las municipalidades, inmediatamente se inició un reemplazo sistemático de los altos funcionarios públicos que mantenían la corrupción en el Estado.

Esta decisión de la nueva Asamblea Legislativa provocó protestas en aquellas instituciones, organizaciones no gubernamentales y personas que habían convertido la corrupción en un modus vivendi, reaccionaron violentamente porque habían finalizado sus privilegios y, por ello, recurrieron a la prensa internacional para que se pronunciaran en contra de las destituciones de los funcionarios implicados en la corrupción del Estado. La población salvadoreña era fiel testigo de las innumerables injusticias que ellos habían cometido en el pasado.

Esta “limpia” que se hizo empezó a formar cierta posición optimista de la situación nacional debido a que fue un paso contundente y un ejemplo a nivel latinoamericano e internacional, un candidato a la presidencia puede ser honesto, tener un programa de gobierno excelente, pero si se enfrenta a estructuras jurídicas, electorales, fiscales y de contraloría nacional corruptas, realmente, no podrá hacer mayor cosa, porque obstaculizarán y boicotearán todos los planes, programas, políticas y gobernanzas que conduzcan a mejorar el país. 

Redacción LPT

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