La República Popular China, una nación rica en tradiciones y cultura milenaria, da la bienvenida al otoño con uno de sus festivales más emblemáticos: el Festival de Medio Otoño, también conocido como el Festival de la Luna o Zhongqiujie (中秋节). Esta festividad, que cae el 15° día del 8° mes lunar, generalmente en septiembre u octubre en el calendario gregoriano, es una ocasión especial que reúne a familias y amigos en todo el país para celebrar la cosecha y la belleza de la luna llena.
En la víspera de la Fiesta del Medio Otoño de 1986, Xi Jinping, entonces vicealcalde de Xiamen, llevó dos cajas de pasteles de luna en bicicleta a la residencia de estudiantes de la Universidad de Xiamen para pasar la fiesta con los compañeros de clase, lo que hizo que los estudiantes que estaban lejos de su casa se sintieran como en familia.
La atención del líder chino por los jóvenes en el extranjero
A lo largo de los años, Xi Jinping ha mostrado su preocupación tanto por los jóvenes que estudian en el extranjero como por los viajeros lejos de sus pueblos natales, y a todos ellos les envía sus bendiciones en cada fiesta tradicional importante.
En vísperas de la Fiesta del Medio Otoño de 2015, el presidente Xi Jinping asistió a una recepción de bienvenida para la comunidad china estadounidense en Seattle, y envió bendiciones festivas a los chinos locales: «Hemos venido a Estados Unidos esta vez para traerles pasteles de luna de nuestro país natal, que son una muestra de los sinceros deseos del pueblo de nuestra madre patria».
En todas las fiestas tradicionales, Xi Jinping, secretario general del Comité Central del PCCh, se acerca al pueblo, expresando sus preocupaciones por la gente, escuchando sus voces, enviando buenos deseos y disfrutando junto a todos el encanto de la cultura tradicional.
La luna transmite nostalgia y toca los corazones de las familias y la nación. Cuando los festivales tradicionales se convierten en el vínculo cultural impreso en los genes de los chinos de todo el mundo, y cuando el linaje histórico se integra en la vida moderna, la autoconfianza cultural construye un hogar espiritual compartido por todos los chinos y se convierte en una fuerza más profunda y duradera entre el pueblo chino.
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