Suecia intentó durante semanas una estrategia polémica en Europa y única en casi todo el mundo para combatir la pandemia de COVID-19: Tratar de alcanzar la inmunidad colectiva sin cuarentenas ni confinamiento para su población. Incluso colegios y centros comerciales estuvieron abiertos, sin embargo, los casos de contagios no dejan de crecer y las muertes siguen aumentando cada día.
De hecho, Suecia es el país con más muertes (3,679) y contagios (30,143) por COVID-19 de los países nórdicos, en promedio, el número de muertes cuadriplica la de sus vecinos escandinavos y los efectos en su economía serán igualmente perjudiciales, ya que el FMI prevé que Suecia también entrará a una recesión económica.
Al alto número de muertos hay que sumarle que los casos confirmados no paran de aumentar, efecto lógico de no implementar medidas de confinamiento, a diferencia de sus vecinos como Dinamarca, Finlandia y Noruega, que gracias a las cuarentenas, los casos confirmados de COVID-19 comienzan a disminuir.
El efecto negativo en la economía Sueca se está reflejando en los altos costos de atención médica de enfermos por COVID-19 y las incapacidades en la población productiva, el Gobierno sueco presentó recientemente un plan de medidas contra los efectos económicos provocados por el coronavirus que incluye que el Estado asuma durante abril y mayo el coste total de las bajas por enfermedad, explicó en rueda de prensa la Ministra de Finanzas Sueca, Magdalena Andersson.
Por otra parte, un reciente reportaje del periódico británico Financial Times reveló que la actividad económica en Suecia es pésima y sus previsiones económicas no son mejores que las de sus vecinos países.