Ciudadanos nicaragüenses se encuentran alarmados ante los múltiples casos de personas que caen al suelo y mueren al instante, muchos atribuyen las muertes al COVID-19 mientras que el Ministerio de Salud dice que son “paros cardíacos derivados de la obesidad o por el fuerte calor”.
La alarma comenzó el 7 de abril, cuando un prestamista de 55 años murió de un infarto mientras dormía en un tramo del mercado Roberto Huembes. Esa tarde trabajadores de Medicina Legal llegaron por el cuerpo de don Pepe vistiendo blancos trajes protectores que los cubrían de pies a cabeza, precaución que a muchos les pareció sospechosa, tomando en cuenta que el mundo vive una pandemia de Covid-19. Otros, en cambio, llamaron a la calma y solicitaron que no se sacaran conclusiones precipitadas.
Pero apenas un día después el guarda de seguridad Benito Uriarte, de 54 años, falleció de un infarto cardíaco mientras cuidaba una gasolinera, en la ciudad de León. Un señor que casualmente pasaba por ahí lo vio llevarse una mano al pecho antes de caer fulminado sobre el piso del local.
Luego de eso transcurrieron cuatro días sin novedad hasta que, el 13 de abril, tres personas se sumaron a la lista de muertes por infarto. El universitario Elton Vílchez, de 21 años, falleció en un hospital de Matagalpa al que había sido trasladado el día anterior tras sufrir un bajón de presión. Las otras dos víctimas fueron Mercedes Ramos, de 73 años, y Margarita Reyes, de 98. Ambos habitantes de León
Hasta el momento el Régimen Orteguista ha dejado sin importancia la mortal enfermedad, donde muchos casos clandestinos surgen cada vez más acercando al colapso a su sistema de salud.